jueves, 8 de septiembre de 2011

Estoy asustada.

No se muy bien de que, pero tengo miedo. Quizás sea al rechazo, puedo que sea eso, este año con todo ese rollo de la graduación una tiene miedo a un millón de cosas...Ojala las personas fuesen como una pared pintada de blanco, no se sabe como acabará, con pitadas, manchada...sin embargo teniendo una brocha y mucha imaginación se puede creer un arte que la gente respete, que la gente lo miré y piense, es tan bonito, o ni siquiera eso ¿sabéis? , simplemente que pensaran que ha costado tal trabajo que merece la pena dejarlo intacto, incluso cuidarlo.
Pienso que si así fuera la vida sería más sencilla, no deberíamos temer lo que piensen las personas de nosotros, ya que sabríamos que les guste o no saben que a costado un trabajo ser quienes somos y estar contentos con ello, y solo por eso lo respetarían. Las pintadas y las manchas de las paredes en blanco son     los chismes y las miradas de la gente, que a veces son fáciles de limpiar, pero otras por mucho que raspes ,frotes o arañes seguirán ahí por mucho tiempo, más del que a todos nos gustaría.
Por eso, desde hoy, mi objetivo es buscar un buen estampado con el que llenarme de fuerza cada mañana, sé que se irá borrando a lo largo del día, y espero que nunca llegué a convertirse en blanco, pero si lo hace, como haré siempre, deberé afrontarlo o sucumbir ante, una cosa o la otra, sin rodeos y ni miramientos, o yin o yan.

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